Tengo que reconocer que esto del Jet Lag es algo más difícil de superar de lo que pensaba en un principio, pero no me está viniendo nada mal porque a las cinco de la mañana ya estoy haciendo cosas, muy probablemente me pasará factura en algún momento, pero literalmente no puedo dormir más allá de esa hora.
Finalmente llegó el día de la primera clase, y aunque ahora llegaremos a eso, puedo adelantar que todo ha ido estupendamente. Por fin pude ver algo de Bogotá, y aprovechar para quedar con Juan Antonio Merodio, con el cual compartí un café y muchas anécdotas sobre charlas, seminarios y cursos. Yo, como muchos otros, le seguía desde hace tiempo, pero no había tenido la oportunidad de desvirtualizarlo hasta ahora, y ha tenido que ser a casi diez mil kilómetros de nuestro lugar de origen.
Para el que no lo conozca, os puedo asegurar que Juan es una persona cercana y afable, que no dudó en aconsejarme tanto sobre mi estancia en Colombia, como sobre mi carrera como ponente de Vídeo Marketing, siempre desde su punto de vista, el de una persona que ha conseguido situarse como referente en este sector a nivel internacional.
Tras conocer un poco de la ciudad, y su infernal tráfico, propio de una capital, finalmente acudí al salón de actos donde se celebraría la charla. Y en seguida me percaté de que la gente que está loca por el social media, tiene muchas cosas en común, sea cual sea el país o continente. En las nuevas amistades que hice ayer vi el reflejo de muchas otras que ya mantengo en España. Las mismas inquietudes, los mismos sueños, y el mismo buen rollo.
El grupo, de unas cincuenta personas presenciales y otras 70 de forma vitual, fué participativo, ameno y entregado.
Siempre disfruto mucho de lo que hago, o al menos lo intento, pero me fue especialmente fácil contando con unas personas tan geniales como las que ayer se reunieron en Bogotá. No voy a decir que se pasó el tiempo volando, pero sin duda fueron cuatro horas muy agradables, en las que todos aprendimos cosas nuevas.
Incluido yo, por supuesto.